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tristan

Cinco minutos

Es el gris de campanario el que a veces embota el alma, el aire lúgubre , metálico que asesina momentos, magias minúsculas, músicas de otro mundo. En ocasiones hay lluvia o niebla en los cinco minutos que te roban y la melancolía orina pared abajo su flujo de tiempo que huele a madera vieja. Suele ser el momento preciso en que todo debería congelarse, encapsularse, petrificarse para hacerse eterno. Pero el gris campanario vuela siempre por el aire con su cuchillo de matarife para cortar los cinco minutos que aún me quedan antes de entrar a formar parte  de la posteridad que no sé si deseo.

Qué dulces eternidades en cinco minutos, qué flor, qué dulce muerte.....

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