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tristan

Pianoforte

Pianoforte Ya sé que no es posible el estado de felicidad permanente, son los momentos, brevísimos, casi insignificantes,  como parpadeos los que dignifican  la  vida, los que te hacen creer en el arpa de hierba que crece sin un motivo justificado,  entre el asfalto. Entonces, sin comprender nada, escuchas un piano en la lejanía, donde habita el ladrido, el humo de hogar, el pitido monótono del tren. De allí, de esos confines de la tristeza, suena un piano, que te transporta a todos esos momentos olvidados donde te colmó una diminuta felicidad. Y entonces lloras, con las lagrimas más dulces, porque sabes, que cuando vienen mal dadas, cuando los perros son jauría a lo lejos, cuando parece que ya han pasado todos los trenes, cuando las chimeneas ajenas te llenan de una odiosa melancolía, es posible que puedas contar con un ángel fieramente humano que, a lo lejos, confundido con la tristeza del horizonte, toca una balada sólo para ti.

1 comentario

psique -

Cuanto más te leo,más me dejas alucinada.

Tienes el DON, así, en mayúsculas. El DON de decir y el DON de mostrar.

Toda la lírica condensada en tus palabras y en los trazos con los que acaricias el papel, bien con tus letras, tús lápices o tus pinceles.

Desearía ser ahora el lápiz, el arma que esgrimes contra el blanco del papel, para saber lo que es ganarle la batalla a los desiertos...

Te he contestado en este escrito, podía hacerlo en cualquier otro...

Me maravilla lo que veo. Me entusiasma.

Espero que sepas perdonar mi limitada capacidad expresiva. No me llegan mis escasas palabras para decirte lo que veo en tus letras y en tus dibujos, no me llegan y eso me llena de impotencia... aunque, la verdad, tampoco debería. Lo que dicen tus letras y tus tintas canta solo, no necesita mis adornos ni mis aplausos.

Gracias por permitir que disfrute de lo que se convierte en bello en tus manos. Gracias.